Síntomas físicos sin explicación médica

Unexplained physical symptoms

Sobre este folleto

Este folleto pertenece a una serie de hojas informativas para padres, docentes y jóvenes tituladas Salud Mental y Hacerse Mayor. El objeto de estas hojas es aportar información práctica y actualizada sobre problemas de salud mental (emocionales, conductuales y de trastornos mentales) que pueden afectar a niños y jóvenes. Este folleto estudia porque algunos jóvenes padecen síntomas físicos aparentemente sin una causa médica. También ofrece consejo sobre como reconocer y afrontar el problema. 

Introducción

Muchos niños padecen síntomas físicos a los que no se les encuentra causa médica. Aproximadamente uno de cada veinte niños tienen dolores o quejas de este tipo. Los síntomas más comunes son dolores de cabeza, cansancio, dolores musculares, mareos, dolores de estomago, dolores de espalda, visión borrosa, debilidad e intolerancia a la comida. En muchos niños estos síntomas empeoran cuando están preocupados, sobre todo con la escuela, sus amistades o la familia. 

¿Cuales son las causas?

Puede que una enfermedad o una lesión previas tengan alguna influencia. Un niño que se rompe el brazo debe llevar por un tiempo una escayola. Después de que esta se quite, puede que aún no sea capaz de moverlo bien o que no sienta del todo su mano. Una enfermedad como la gripe puede aparecer justo antes de una época en que el niño se encuentre muy cansado. Algunos niños y sus familias parecen ser especialmente sensibles a funciones normales del estómago. Cuando la mayoría de personas sentiría el estomago moviéndose, o haciendo la digestión, estos sienten dolor. Cuando no se puede encontrar una explicación física, puede que exista una psicológica o emocional.

Algunos factores psicológicos pueden desencadenar síntomas físicos sin explicación aparente. Por ejemplo, los niños con síntomas físicos sin explicación médica, suelen tener el tipo un tipo de personalidad determinada. Suelen ser especialmente cuidadosos, perfeccionistas y sensitivos a las necesidades de otros. Suelen preocuparse en exceso y mostrarse ansiosos con facilidad. Estos niños suelen exigirse metas demasiado altas o difíciles de conseguir y se desaniman cuando no pueden alcanzarlas. Los síntomas físicos pueden llevar a más desánimo. En otros niños, los síntomas físicos sin explicación médica son causados por problemas psiquiátricos como ansiedad o depresión. 

¿Qué efectos tienen los síntomas físicos sin explicación?

Efectos psicológicos. La vida diaria puede hacerse muy desagradable y estresante para los niños con estos síntomas. Pueden sentirse enfermos mucho tiempo y dejar de hacer cosas, especialmente aquellas que les parecen difíciles. Después puede eviten hacer otras cosas, incluso aquellas que antes les gustaban. Se sienten aburridos y frustrados, teniendo mas dificultad para pensar en cosas positivas o distraer sus pensamientos con otras cosas. Los síntomas sin explicación pueden ser muy preocupantes para los padres. Al no saber la causa del problema, se repiten pruebas y visitas a médicos y esto hace que la familia preste demasiada atención a estos síntomas. Paradójicamente, esto lleva a que el niño sea “premiado” por tener estos síntomas – la atención en realidad perpetua los síntomas en lugar de hacer que desaparezcan.

Efectos sobre el estilo de vida y las relaciones. La mayoría de los niños con síntomas sin explicación médica aprenden a vivir con ellos. No dejan que interfieran demasiado con sus vidas. Algunos niños sin embargo, se vuelven desvalidos, por ejemplo:

  • Perdiendo mucha escuela, puede que vayan mal en los estudios a pesar de ser inteligentes.
  • Viendo menos a sus amigos, lo que significa menos intereses, menos diversión y menos actividad.
  • Dependiendo en exceso de sus padres lo que lleva a que maduren y se independicen más lentamente. 

¿Quién puede ayudar?

El médico de familia, el psicólogo o médico del colegio puede valorar si tu hijo necesita un tratamiento especializado. Si es necesario, derivará a tu hijo al pediatra o al psiquiatra infantil de zona. 

¿Qué ofrecen los psiquiatras infantiles?

Un psiquiatra infantil es un médico con formación especializada en salud mental, que incluye los efectos emocionales de las enfermedades físicas. Los psiquiatras infantiles pueden valorar los aspectos emocionales de síntomas físicos sin causa clara y aconsejar sobre su tratamiento, manejo y rehabilitación. 

Valoración: Un diagnóstico preciso es la clave para un tratamiento efectivo. Una valoración psiquiátrica puede ayudar a distinguir síntomas sin explicación física de problemas como depresiones, ansiedad o problemas de conducta. Los psiquiatras también pueden ayudar a identificar factores psicológicos que pueden estar contribuyendo al mantenimiento de los síntomas. Estos pueden incluir, tristeza, falta de estrategias para reducir la discapacidad causada por los síntomas, expectativas académicas excesivas, personalidad y otros factores que pueden llevar a que el niño se sienta presionado y estresado. 

Tratamiento: Si entendemos los factores emocionales y psicológicos que contribuyen a los síntomas físicos sin explicación médica, es más fácil desarrollar tratamientos para sobreponerse a ellos. La medicación también puede ser importante a la hora de tratar la ansiedad o la depresión y a corregir alteraciones del sueño o el apetito. 

La ayuda psiquiátrica también puede ser importante para desarrollar un programa de rehabilitación. Para que este sea efectivo, necesita que todos los profesionales trabajen en equipo y con los mismos objetivos: tu, tu hijo, el pediatra, el médico de cabecera, el psiquiatra y la escuela deben estar implicados. 

¿Cómo funciona la rehabilitación psiquiátrica?

Es necesario diseñar un programa en relación a las necesidades específicas del niño y de su familia. El objetivo es ayudar al niño a recuperarse gradualmente creando estrategias más efectivas de enfrentarse a los síntomas y volver a una vida diaria más normal. Este se hará con un pequeño pero progresivo aumento de actividad, con cuidado de no hacer demasiado en días buenos y demasiado poco en días malos. Se intentara reducir la cantidad de cuidados de enfermería para los síntomas físicos. Al niño se le apoyará para que cada vez vaya haciendo más cosas por sí mismo y para que cada vez vaya recuperando confianza e independencia. Estos programas a menudo incluyen a los maestros que aportan ayuda para problemas escolares o académicos concretos.

Los cuidadores de los niños con estos síntomas suelen sentir mucho estrés. Deben ser pacientes, determinados y positivos incluso cuando las cosas no parezca que mejoran. A menudo los padres no saben que es lo mejor para su hijo, -cuando animar, cuando consolar, cuando insistir y cuando aliviar la presión-. Puede ser beneficioso para ellos el recibir también ayuda especializada sobre estos temas. 

El consejo a la familia o individual puede ser de ayuda si esta centrado en temas como:

  • El control de niveles de actividad.
  • Responder al dolor de forma efectiva.
  • Sobreponerse a la depresión, a la ansiedad, a la falta de confianza y a la poca motivación.
  • Problemas de las relaciones en la familia  

Las reuniones periódicas de todos los implicados en ayudar al niño, permiten mantener objetivos comunes y conocer  la magnitud del progreso. 

¿Cuándo solicitar ayuda psiquiátrica?

Una derivación puede ser hecha en cualquier momento que el problema sea importante y que no responda a un tratamiento pediátrico habitual. También si el niño tiene síntomas de depresión, ansiedad o fatiga crónica. Es muy útil que el médico de familia o el pediatra den información sobre los antecedentes médicos cuando se haga la derivación. 

 

Bibliografía

Carr, A. (ed.) (2000) What Works with Children and Adolescents? A  Critical Review of Psychological Interventions with Children, Adolescents and their Families. London: Brunner-Routledge.

Rutter, M. & Taylor (eds) (2002) Child and Adolescent Psychiatry (4th edn). London: Blackwell.

Scott, A., Shaw, M. & Joughin, C. (2001) Finding the Evidence: A Gateway to the Literature in Child and Adolescent Mental Health (2nd edn). London: Gaskell.

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