Preocupaciones y ansiedades: Como ayudar al niño

Worries and anxieties - helping children to cope

 

Hoja Informativa para padres y docentes

Sobre este folleto 

Este folleto pertenece a una serie de hojas informativas para padres, docentes y jóvenes tituladas Salud Mental y Hacerse Mayor. El objeto de estas hojas es aportar información práctica y actualizada sobre problemas de salud mental (emocionales, conductuales y de trastornos mentales) que pueden afectar a niños y jóvenes. Este folleto explica los diferentes tipos de ansiedad que puede experimentar un niño y algunas de las razones detrás de ellos. También ofrece consejos prácticos sobre como afrontar estar preocupaciones y ansiedades.   

Los niños, como los adultos, sienten una gran variedad de emociones fuertes sobre lo que les pasa. A veces cuando el mundo que les rodea parece incierto o peligroso, sienten miedo o preocupación. De hecho, aprender a reconocer el peligro correctamente y manejarlo de forma segura es una parte importante del desarrollo. Esto puede ser a veces un gran reto, tanto para los padres como para los niños. La mayoría de los niños, sin embargo, crecen aprendiendo a manejar los problemas del día a día de forma adecuada y con seguridad. 

Algunos niños se preocupan más que los demás. Se vuelven mimosos y tienen dificultados para hacer amigos o aprender. Ocasionalmente, un niño o joven tiene preocupaciones y miedos que son tan intensos o severos que les impide hacer sus tareas cotidianas o llevar una vida normal. Estos niños están probablemente sufriendo un trastorno de ansiedad. Pueden necesitar ayuda especializada para superar el problema. 

¿Qué frecuencia tiene?

Entre  5 y el 10 de cada 100 niños y adolescentes tienen un problema de ansiedad lo bastante severo como para afectar su vida normal. 

Tipos más comunes de ansiedad

Los niños muy pequeños con frecuencia desarrollan miedos y fobias. A menudo, esto ocurre en una situación determinada como puede ser ir a la guardería o pasar la noche fuera y tener que separarse de los padres. Otras veces la ansiedad es producida por cosas concretas como perros, serpientes o arañas. Los miedos como estos son muy comunes en los niños pequeños, y normalmente no duran mucho. Con apoyo y motivando al niño la mayoría aprenden a sobreponerse a la ansiedad. 

Algunos niños y jóvenes se sienten ansiosos la mayoría del tiempo. Esto ocurre sin que identifiquen una causa concreta. Pueden ser niños con un temperamento autoexigente o inquieto. Algunas veces esta conducta es parecida a la de otro miembro de la familia. Si esta ansiedad se vuelve severa puede interferir con la capacidad del niño de ir al colegio, concentrarse, aprender, o de fiarse de los demás niños. 

El rechazo a ir a la escuela puede estar causado por la ansiedad. Esto se suele llamar fobia escolar. A su vez, la preocupación con la escuela puede ser causa de otros problemas (ver hoja informativa 9). Es recomendable investigar que puede estar causando el problema. La ansiedad del niño al separarse de sus padres es común en niños pequeños aunque puede repetirse al pasar a la educación secundaria. El miedo a ser objeto de burlas o problemas con los compañeros es también muy frecuente. Los problemas con el trabajo en la escuela o problemas con los maestros pueden también jugar un papel importante. 

¿Cuáles son los signos?

  • Sentir miedo o pánico
  • Sentirse sin aliento, sudor, molestias abdominales o presión en el pecho.

Sentir tensión, inquietud y necesidad de ir al servicio con frecuencia.  

Estos síntomas van y vienen. Algunas veces, un niño puede manejar bien algunas situaciones y otras veces pueden sentirse muy ansiosos. Los niños pequeños no podrán explicar que se sienten ansiosos o nerviosos. Se vuelven irritables, lloran con facilidad y se vuelven demandantes. La dificultad de iniciar el sueño puede ser una señal de ansiedad, como también el sonambulismo y las pesadillas. La ansiedad puede causar que un niño desarrolle un dolor de estómago o que se sienta enfermo.  

¿Cuales son las causas más frecuentes?

Problemas familiares. Los niños pequeños se sienten inseguros cuando oyen a los padres discutir o pelearse. Pueden oír o ver cosas que no entienden o que les hacen sentir mal. Pueden sentirse obligados a tomar parte en las discusiones o a consolar a los padres. Pueden sentirse culpables cuando ven a un padre preocupado o triste que les rechaza o no les da cariño (ver hoja 18 violencia doméstica).  

El divorcio o separación es generalmente doloroso para un niño (ver hoja 15). Normalmente los niños quieren a ambos padres y no pueden entender que estos no quieran vivir juntos. Sienten su lealtad dividida. Pueden pensar que la separación es culpa suya. Con frecuencia, tienen miedo a ser abandonados.  

Muerte o enfermedad en un padre o familiar cercano Perder a alguien cercano hace que un niño se sienta inseguro y triste, especialmente si es muy pequeño para entenderlo. La enfermedad o la muerte pueden cambiar mucho la vida diaria de un niño. Puede no haber nadie en la familia que pueda consolar al niño (ver hoja 16 y 17).  

Disciplina que es cruel, inconsistente o sobreprotectora Esta lleva al niño a sentirse sin apoyo, inseguro y falto de autoconfianza (ver página 2 sobre disciplina). 

Problemas en la escuela Los niños que son objeto de burla, están faltos de amistades o que tienen problemas con el trabajo escolar con frecuencia se preocupan mucho.  

Experiencias traumáticas Los niños que han experimentados un fuego domestico, un robo, un accidente de tráfico u otras experiencias peligrosas o traumáticas pueden sufrir ansiedad más tarde. Pueden también desarrollar un trastorno por estrés post-traumático (ver hoja 21 sobre trauma).  

¿Lo superan?

La mayoría si lo hacen. Sólo unos pocos continúan siendo ansiosos de adultos. Sin embargo, la ansiedad puede tener un efecto nocivo en las oportunidades de un niño que puede tener consecuencias a largo plazo. No ir a la escuela significa perder en educación y en la oportunidad de hacer amigos. La soledad y la falta de confianza pueden ser problemas a largo plazo. Los efectos emocionales de una experiencia traumática pueden también ser duraderos.  

¿Qué se puede hacer para ayudar?

Se puede hacer mucho para que el niño deje de sentirse ansioso. Los padres y los maestros pueden ser de ayuda recordando que los niños (como los adultos) pueden sentirse ansiosos cuando ocurren cambios bruscos. Puede ayudar el prepararlos con antelación explicándoles lo que va a pasar. Las rutinas de la vida diaria con horarios para ir a la cama y estar listo para el colegio pueden ayudar en la ansiedad de separación. Pueden usarse libros o juegos que ayuden a los niños a entender cosas tristes como una enfermedad seria, la separación de los padres o sus preocupaciones. Los niños mayores de cinco años pueden beneficiarse de hablar de sus preocupaciones con un adulto comprensivo. Pueden necesitar que se les tranquilice, conforte, y se les de ayuda práctica para manejar una situación.  

Si tu hijo está mostrando signos de ansiedad, le puedes demostrar que lo tomas en serio y quieres entender la razón por la que se siente así. Si hay algo en la familia que puede estar causando preocupaciones. ¿Están ellos captando tu propia preocupación? ¿Está ocurriendo algo en la escuela o con los amigos? Todas las familias pasan épocas en que tienen que manejar muchos problemas y preocupaciones a la vez. En tiempos como estos, tu y tu hijo podrías necesitar ayuda externa de amigos, familia u otros.  

Si tu hijo se siente tan ansioso que le afecta a su día a día, quizá es el momento de una ayuda más especializada. Tu médico de familia será capaz de darte consejo y puede que os derive a tu centro de salud mental infanto-juvenil. La ayuda del especialista dependerá de qué está causando la ansiedad. 

Bibliografía

Carr, A. (ed.) (2000) What Works with Children and Adolescents? A  Critical Review of Psychological Interventions with Children, Adolescents and their Families. London: Brunner-Routledge.

Rutter, M. & Taylor (eds) (2002) Child and Adolescent Psychiatry (4th edn). London: Blackwell.

Scott, A., Shaw, M. & Joughin, C. (2001) Finding the Evidence: A Gateway to the Literature in Child and Adolescent Mental Health (2nd edn). London: Gaskell.

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